
SITUACION DE MONTONEROS DENTRO DEL JUSTCIALISMO
El Partido Justicialista en un comunicado dado a conocer al filo de la medianoche del 25 de noviembre de 1988 remarcó que por las razones expuestas - en el mismo documento - resolvió suspender la afiliación de Juan P. Unamuno y enviar los antecedentes al tribunal de disciplina, aclarando además, que la llamada organización Montoneros no pertenecía al Movimiento Nacional Justicialista. La determinación fue aprobada por unanimidad y llevaba la firma de los componentes del Consejo Nacional del Justicialismo: Menem, Cafiero, Grosso y demás miembros del cuerpo, participantes de las deliberaciones.
En las adyacencias del recinto donde deliberó la conducción partidaria se encontraban notorios dirigentes del peronismo revolucionario. Entre ellos Mario Montoto, Gustavo Gemelli y Patricia Vaca Narvaja, quienes expresaron su confianza en que no serían pasibles de sanciones por parte del Consejo Nacional.
La vinculación del Peronismo Revolucionario con el candidato presidencial del justicialismo (Menem) alcanzó estado público cuando semanas atrás el dirigente de Montoneros, Juan Pablo Unamuno, concedió una entrevista al semanario “El Ciudadano”, en la que afirmó que habían acordado con Menem (en caso de ganar las elecciones) una solución inmediata a la situación de Mario Eduardo Firmenich, quien se encontraba preso y condenado por causas relacionadas con las actividades de la organización Montoneros en la década anterior.
Menem desmintió tal acuerdo y voceros del PJ pusieron en duda la veracidad de la publicación. Por su parte el candidato a la vicepresidencia, Eduardo Duhalde, hizo un llamado a la unidad para descartar el enfrentamiento y encontrar las soluciones. Cuando un periodista lo interrogó sobre la presunta derechización del peronismo a raíz de la situación creada con los montoneros, recordó que “los montoneros desde el 74 no pertenecen al justicialismo” y aclaró que en la reciente reunión del Consejo Nacional partidario “nadie los expulsó, sino que solamente se manifestó que no pertenecen al partido porque Perón los echó en el 74”.
Según Antonio Cafiero los montoneros tenían fines subversivos, no pertenecían al movimiento nacional justicialista y si alguna relación tuvieron con él, quedó absolutamente trunca el 1° de mayo de 1974, cuando el general Perón los expulsó de la plaza de mayo. Calificó a los montoneros como “una organización que, en su momento tuvo una perversa y criminal acción en la vida del país, autora de muchos crímenes y atentados que ensombrecieron un largo período de la historia argentina” y aseguró que “algunas de esas personas estaban residiendo en el exterior, disfrutando de los robos y asaltos cometidos durante su paso trágico por la vida nacional”.
(Clarín del 29 de noviembre de 1988).
Consideraciones a este boletín.
El Consejo Nacional Justicialista dejaba claramente expuesto en 1988 que la organización terrorista Montoneros no integraba el Movimiento Justicialista (peronista). También admitía su anterior pertenencia, pero sólo hasta el 1ro de mayo de 1974, cuando resultó expulsado de hecho por el propio Juan Domingo Perón debido a sus diferencias ideológicas y políticas.
Como candidato presidencial, Menem desmentió su compromiso con el Peronismo Revolucionario en caso de ganar las elecciones. Los hechos posteriores a su asunción (indultos y progresiva incorporación de montoneros a cargos públicos) abonarían la verosimilitud de las denuncias, a pesar de que las medidas fueron generales y con el ánimo de pacificar al país y mirar hacia el futuro.
El caso de Antonio Cafiero caracteriza a nuestros políticos y su idioma ambiguo para eludir responsabilidades, ya que firmó como ministro el aniquilamiento de las organizaciones terroristas y posteriormente distorsionó el contenido del texto firmado ante los jueces mediante malabarismos lingüísticos dándole otra interpretación, para finalmente execrar a Montoneros con el torrente de calificativos que incluyó en la declaración que reproducimos. Una conducta directamente vinculada a la orientación de los vientos políticos prevalecientes.
Los ejemplos presentados ponen de manifiesto la actitud ambivalente de la dirigencia política justicialista en el tratamiento del tema Montoneros, y su adecuación a las circunstancias y conveniencias políticas del momento.
Es necesario recordar la acción del “entrismo” ( infiltración) que sufrió el justicialismo a partir del período de la llamada “Resistencia Peronista”. En esos tiempos de proscripción, John William Cooke ya inmerso en la revolución cubana y su ideología, utilizó esa estrategia para unir un movimiento disperso y desorientado. Esa prédica fue llevando a los sectores más jóvenes y politizados del peronismo a una radicalización progresiva, que inclusive aprobaba los métodos violentos para plasmar sus objetivos: el regreso del líder, acceder al poder político y adoptar el socialismo como ideología con el aditamento de “nacional”, que encubría una supuesta diferencia con el marxismo leninismo (propio del partido Comunista) que históricamente era enemigo del peronismo que avalaba la “alianza de clases” en lugar de “la lucha de clases”.
Pero ese matrimonio duró poco, justo hasta el momento que , vuelto Perón al país, Montoneros quiso imponer sus términos asesinando a José Rucci. Como suele suceder en los divorcios, los “odios de hoy superan los amores de ayer”. La ortodoxia peronista cortó con sus aliados de la “resistencia” la relación mantenida durante 18 años, repudió a los violentos que se apartaban de la conducción de Perón y con la anuencia de éste se dedicó a eliminarlos mediante el argumento que pretendían imponer “la patria socialista” sobre “la patria peronista” mediante las armas.
Esa fractura del Justicialismo, con algunas variantes propias por el correr de los tiempos, sigue vigente hasta hoy. Las luchas internas de antaño se reciclan en la actualidad, aunque la disputa ya no se centra tanto en conceptos ideológicos, como en el intento de consolidar espacios de poder y paralelamente obtener beneficios económicos personales y de grupo.