martes, 11 de agosto de 2009

GERÓNIMO "MOMO" VENEGAS

Fue el único líder de la CGT que jugó abiertamente para De Narváez, contra Kirchner, en las últimas elecciones. Igual toma distancia de Macri y asegura que abandonará en breve a sus socios del PJ disidente.




Venegas advirtió que el ciclo de Néstor Kirchner está agotado, castigó al Gobierno y reclamó un acuerdo con la Mesa de Enlace.

De paso, le dio poca vida a la participación de Mauricio Macri en la alianza con Francisco de Narváez y Felipe Solá, y hasta deslizó que Duhalde puede ser el próximo presidente del Partido Justicialista.



–¿Creían en la victoria electoral?


–Creíamos que íbamos a ganar más fácil. Se cayeron muchas listas colectoras, que de haber estado a lo mejor nos permitían ganar por 10 o 12 puntos de diferencia en la provincia. Yo tenía mucha tranquilidad de que no era como decían en el Gobierno. Son como el zorrino, que amaga pero no mea. Yo me senté a esperar y viví con mucha alegría la victoria.



–¿Después lo llamaron del Gobierno?


–No, para nada. Si me llamaban era para darme una paliza porque les jugué en contra. Pero si me llaman ahora, dentro de una convocatoria más general, voy a ir. Cuando el Gobierno necesita acompañamiento hay que ir. Pero es necesario cambiar el esquema político.



–¿Y con Moyano sí habló?


–Con él sí. Hacía rato que no hablábamos, así que nos saludamos y quedamos en juntarnos. No hubo chicanas. Apenas alguna joda pero no pasó de ahí. Con el Negro somos amigos y compañeros. Ahora terminó la contienda y tenemos que seguir trabajando juntos.

–¿Qué país quedó después de las elecciones?


–El país no está bien, hay una crisis económica que se ha generado por no producir. El campo es el impulsor de la economía y al no producir se ha quebrado la economía, han subido las tarifas, y el costo lo paga el trabajador. Hay recesión y la pagan el comercio, la industria, el turismo, todo está parado. Hay más de 200 mil trabajadores despedidos, cuando para el oficialismo hay sólo 70 mil. Hay cuestiones que se taparon por el acto eleccionario. Hoy los trabajadores se están encontrando con la realidad que vivimos, como los aumentos de tarifas, las naftas, el gasoil, la energía, el gas, los servicios y la canasta familiar. No podemos estar con un INDEC que miente permanentemente. La falta de poder adquisitivo del salario se nota en el bolsillo de los trabajadores y eso perjudica el mercado interno.


–¿Qué margen de acción le queda al Gobierno hasta el final de su mandato?


–Tenemos que tratar de que termine y llegue a 2011 y garantizar la gobernabilidad. El Gobierno tendría que cambiar de postura. Reconocer la derrota, convocar a la unidad nacional y que entre todos saquemos el país adelante. Pero no la quieren reconocer. Es lo mismo que pasó con el campo: cualquier otro gobierno hubiera convocado a la mesa de enlace y solucionado el tema, porque las diferencias no eran tan grandes. Un país parado no le conviene a nadie, y el país estuvo parado un montón de meses.


–¿Qué medidas debería tomar?


–En primer lugar tiene que apuntar a mejorar la economía. Se mejora de una sola forma: produciendo, poniendo en marcha el aparato productivo. Sentarse a discutir con el campo y generar políticas de Estado para que todos puedan tener rentabilidad.


–¿El ciclo del kirchnerismo está agotado?


–Totalmente agotado. Ahora Kirchner quiere armarse con el transversalismo. Entonces tendrá que ir adonde siempre debió estar y no con el peronismo.


–¿Piensa que Kirchner no es peronista?


–Cuando Kirchner dio sus primeros pasos pudo haber levantado al peronismo y no lo hizo. Ni siquiera lo nombró a Perón. Pero cuando empezó a darse cuenta quisieron cantar la Marcha y hasta nos impidieron a nosotros usar los símbolos partidarios.


–¿Cómo debe rearmarse el partido?


–En el PJ tenemos que empezar a resolver los problemas de los trabajadores. Convocar a todos los que quieran participar para la unidad. Llamar a un congreso partidario y que de ahí salga un organigrama de internas para conducir el peronismo.



–¿Qué rol debe jugar Eduardo Duhalde en ese esquema?


–Ahora volvió de España y es un peronista más que va a trabajar para la reorganización del peronismo, que está disperso. Es el hombre que sacó al país de la crisis más profunda de su historia. El peronismo es la gran mayoría del país y sin embargo hoy no tiene un referente nacional convocante. Duhalde puede serlo. Vamos a trabajar para que el PJ esté organizado y disciplinado.


–¿Duhalde puede presidir el partido?


–¿Por qué no? No sé si querrá. Sí sé que tiene interés en reorganizar el peronismo. Vamos a hablar con él para ver qué esquema llevaremos adelante. Tenemos que salir del Frente para la Victoria, el transversalismo y la concertación, que no tienen nada que ver con el peronismo.


–¿Qué papel tendrán los gobernadores?

–El mismo de todos los que queremos un PJ volcado al desarrollo y la justicia social. Con el país que tenemos no tiene sentido pasar la situación que estamos pasando. En un país federal, los gobernadores que ganan elecciones tienen que conducir sus provincias y no tiene que suceder como ahora, que se los conduce a ellos desde la Casa Rosada. Es totalmente necesaria una reforma de la ley de coparticipación.


–¿Cómo sigue la alianza Unión PRO?


–La campaña tuvo rispideces. Mauricio Macri y Francisco de Narváez aceptaron el consejo de “desperonizar” que les acercó el publicista Jaime Durán Barba y colocaron en un andarivel paralelo a Felipe Solá, con quien se juntaron finalmente en el podio el domingo. Fue la última fricción, pero no la única. Felipe había pulseado antes por la primacía en la lista de candidatos a diputados nacionales del espacio cuando todavía el “PROperonismo” era un esbozo. Eso requirió dos reuniones públicas y varias conversaciones privadas para acercar posiciones. Solá es el referente más identificado con el PJ que tiene Unión PRO. De Narváez se declara peronista. Los dos hicieron movimientos poselectorales de seguimiento del desarrollo de la interna peronista. Macri aparece más distante de ese juego.


–¿Tiene posibilidades de sobrevivir la alianza entre Mauricio Macri, Felipe Solá y De Narváez?


–No creo que Macri juegue dentro del peronismo. Va a jugar con el PRO. Nosotros tenemos que abocarnos a reorganizar el peronismo, y de las internas saldrá un candidato.


–¿Moyano tiene que seguir al frente de la CGT o debe dar un paso al costado?


–Moyano tiene que quedarse porque la CGT debe ser apolítica, más allá de que en estas elecciones haya jugado con el Gobierno. Yo hace mucho tiempo, más de un año, que no voy a la CGT, pero ahora voy a empezar a ir de nuevo. Antes no iba por ética, no quería sentarme en una mesa donde discutiéramos todo el tiempo de política porque yo no estoy de acuerdo con el Gobierno. Para hacer política están las 62 Organizaciones, aunque no pudo ser en esta última elección porque estábamos divididos y no podíamos usar una sigla en beneficio de un sector u otro.


–¿Y por qué ahora piensa volver a la CGT?


–Porque pasó la contienda electoral y hay que conseguir que la CGT sea realmente apolítica. Tenemos que hablar de los temas que favorecen o perjudican a los trabajadores. Debatirlo en una reunión de la CGT. Pero no podemos decirle a Moyano que se vaya porque todavía tiene mandato. Es como si le dijéramos a Cristina que entregara el gobierno después de la elección.


–¿Moyano también debe quedarse como vicepresidente del PJ?


–No sé, porque si Kirchner ha renunciado y va a renunciar Scioli, qué sentido tiene estar ahí. Scioli también se tiene que ir porque fue uno de los derrotados. Tiene que dedicarse a gobernar la provincia de Buenos Aires.


–¿Barrionuevo debería volver a la CGT?


–Tenemos que estar todos. No hablo de un dirigente en particular. Tenemos que estar todos unidos en el movimiento obrero, porque de lo contrario le estaríamos pagando muy mal a Perón.


Del apoyo al campo al triunfo en Necochea


Gerónimo Venegas puede considerarse un hombre satisfecho. En un año pasó del ostracismo al estrellato. El conflicto con el campo de 2008 lo condenó a un equilibrio incómodo entre un Gobierno al que debía apoyar y las patronales agropecuarias que emplean a sus 550 mil afiliados de la Unión de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE). Entonces optó por el silencio. Pero maduró un viraje político que lo volcó otra vez cerca de su principal referente, Eduardo Duhalde.


Del ex presidente a Felipe Solá hubo un solo paso. El siguiente fue colaborar en la gestación de la alianza entre Solá, Mauricio Macri y Francisco de Narváez, triunfadora el domingo último en la elección legislativa de la provincia de Buenos Aires. En la lista Venegas ubicó a Claudia Rucci, la actriz e hija del dirigente metalúrgico José Ignacio Rucci, asesinado en 1973.


También pudo jactarse de haber hecho respetar el meneado 33% de representación sindical en la lista de Unión-PRO, al menos entre los primeros diez postulantes de la provincia de Buenos Aires. Algo que Hugo Moyano no pudo sacarle a Néstor Kirchner, a pesar de la inconmovible alianza que mantienen desde hace años. Pero la mayor satisfacción la consiguió el Momo en Necochea, su pago chico. Allí el PROperonismo obtuvo el 50,7% de los votos, casi el doble que el Acuerdo Cívico y Social, su inmediato competidor. Y relegó al tercer lugar al Frente para la Victoria, que apenas sacó el 16,1% de los sufragios.


“Los sueldos deben subir un 20 por ciento”


La pelea electoral no le hace olvidar a Venegas su condición de sindicalista. En esa línea, advierte que las discusiones salariales deberán mantenerse a pesar del parate en la actividad económica. Y adelanta que el reclamo de su gremio será superior al 20 por ciento.


–¿Qué panorama deja la crisis para los trabajadores en el segundo semestre?

–El escenario que se viene es muy difícil. De todos modos tenemos que discutir salarios. Nosotros venimos discutiendo paritarias en el interior del país en todas las actividades y en agosto arrancamos con la negociación general para los peones rurales. Para ese debate el índice tiene que ser de más del 20%, porque ahora tenemos una inflación anual del 15 por ciento.


Fuente: Crítica de la Argentina