El llamado de Eduardo Duhalde a crear un país con todos y para todos, incluso “para el que quiere a Videla y para el que no lo quiere”, desató la polémica en la clase dirigente argentina. Por qué el ex presidente cae en desaciertos impropios en un líder que quiere volver a ser presidente el año que viene.
“Tenemos que parir en 2011 un gobierno para todos los argentinos, para el que quiere a Videla y para el que no lo quiere”, aseguró ayer el ex presidente Eduardo Duhalde en una entrevista con Magdalena Ruíz Guiñazú por Radio Continental, palabras que desataron inmediatamente una andanada de críticas de distintos sectores políticos.
El desacierto del bonaerense en querer incluir en su proyecto de país a los genocidas que llevaron adelante el terrorismo de Estado en los años ’70, y que hicieron de la tortura y de la desaparición física de más de 30.000 compatriotas moneda corriente, no es nada alentador para alguien que dice querer volver a gobernar la Argentina.
El querer introducir nuevamente en la sociedad la falsa teoría de los dos demonios y querer comparar los crímenes de los militares que usurparon el poder el 24 de marzo de 1976 con los civiles que hayan cometido algún tipo de delito, es un desacierto político enorme por parte del ex presidente, que no advierte que el tema está aún latente en la sociedad, y que es imposible crear algo nuevo en la Argentina si no es a través de la verdad, la memoria y la Justicia.
Duhalde parece querer volver a los ’90, época en las que cuando era vicepresidente de Carlos Menem, se dictaron los indultos para los comandantes de las Juntas militares que llevaron adelante el genocidio en los ’70, y se intentó hacer olvidar a una sociedad que no quería olvidar, sino que quería que todos los asesinos estuvieran donde tenían que estar, es decir, en la cárcel.
Estas palabras inapropiadas para alguien que dice ser un Estadista y un líder político con pretensiones de llegar nuevamente a la presidencia de la Nación , dan cuenta de que todavía no ha sabido por qué lado llevar la campaña política de cara al futuro, y de que lo único que vale es diferenciarse del kirchnerismo en todos sus actos, incluso en aquellos en que ha hecho las cosas bien, como es el caso de los derechos humanos, donde después de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final en el 2003, se han comenzado los juicios por la verdad y la memoria, donde cientos de asesinos y torturadores de los ’70, están siendo juzgados en los estrados judiciales nacionales.
Habrá que ver cómo repercute esto en la imagen de Duhalde en la población, ya que en los últimos meses venía revirtiendo de a poco su imagen negativa, e iba logrando una mayor aceptación hacia su persona y un mayor reconocimiento a su gobierno luego de la debacle social y económica de diciembre del 2001.
Hace unos meses atrás, desde esta agencia de noticias decíamos que Duhalde está convencido que le debe dar su último acto personal a la Nación , y que el mismo consiste en no dejar que el kirchnerismo esté en el poder más allá del 2011, y por lo tanto hará todo lo que esté a su alcance para no permitir la perpetuidad K, y ya piensa en los candidatos dentro del propio Partido Justicialista que pueden servirle para acabar con los sueños del patagónico de volver a la Casa Rosada el año que viene.
El camino elegido por el bonaerense para diferenciarse del oficialismo no parece ser el adecuado, porque si para mostrar sus diferencias políticas con el kirchnerismo, Duhalde cae en la necesidad de querer comparar a los militares que cometieron el terrorismo de Estado en los ’70 con el resto de los mortales que hacen política, lo único que hace es perder prestigio dentro de la población y caer en desvaríos que no le hacen bien a la Argentina.
“Tenemos que parir en 2011 un gobierno para todos los argentinos, para el que quiere a Videla y para el que no lo quiere”, aseguró ayer el ex presidente Eduardo Duhalde en una entrevista con Magdalena Ruíz Guiñazú por Radio Continental, palabras que desataron inmediatamente una andanada de críticas de distintos sectores políticos.
El desacierto del bonaerense en querer incluir en su proyecto de país a los genocidas que llevaron adelante el terrorismo de Estado en los años ’70, y que hicieron de la tortura y de la desaparición física de más de 30.000 compatriotas moneda corriente, no es nada alentador para alguien que dice querer volver a gobernar la Argentina.
El querer introducir nuevamente en la sociedad la falsa teoría de los dos demonios y querer comparar los crímenes de los militares que usurparon el poder el 24 de marzo de 1976 con los civiles que hayan cometido algún tipo de delito, es un desacierto político enorme por parte del ex presidente, que no advierte que el tema está aún latente en la sociedad, y que es imposible crear algo nuevo en la Argentina si no es a través de la verdad, la memoria y la Justicia.
Duhalde parece querer volver a los ’90, época en las que cuando era vicepresidente de Carlos Menem, se dictaron los indultos para los comandantes de las Juntas militares que llevaron adelante el genocidio en los ’70, y se intentó hacer olvidar a una sociedad que no quería olvidar, sino que quería que todos los asesinos estuvieran donde tenían que estar, es decir, en la cárcel.
Estas palabras inapropiadas para alguien que dice ser un Estadista y un líder político con pretensiones de llegar nuevamente a la presidencia de la Nación , dan cuenta de que todavía no ha sabido por qué lado llevar la campaña política de cara al futuro, y de que lo único que vale es diferenciarse del kirchnerismo en todos sus actos, incluso en aquellos en que ha hecho las cosas bien, como es el caso de los derechos humanos, donde después de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final en el 2003, se han comenzado los juicios por la verdad y la memoria, donde cientos de asesinos y torturadores de los ’70, están siendo juzgados en los estrados judiciales nacionales.
Habrá que ver cómo repercute esto en la imagen de Duhalde en la población, ya que en los últimos meses venía revirtiendo de a poco su imagen negativa, e iba logrando una mayor aceptación hacia su persona y un mayor reconocimiento a su gobierno luego de la debacle social y económica de diciembre del 2001.
Hace unos meses atrás, desde esta agencia de noticias decíamos que Duhalde está convencido que le debe dar su último acto personal a la Nación , y que el mismo consiste en no dejar que el kirchnerismo esté en el poder más allá del 2011, y por lo tanto hará todo lo que esté a su alcance para no permitir la perpetuidad K, y ya piensa en los candidatos dentro del propio Partido Justicialista que pueden servirle para acabar con los sueños del patagónico de volver a la Casa Rosada el año que viene.
El camino elegido por el bonaerense para diferenciarse del oficialismo no parece ser el adecuado, porque si para mostrar sus diferencias políticas con el kirchnerismo, Duhalde cae en la necesidad de querer comparar a los militares que cometieron el terrorismo de Estado en los ’70 con el resto de los mortales que hacen política, lo único que hace es perder prestigio dentro de la población y caer en desvaríos que no le hacen bien a la Argentina.
De seguir los opositores al pejotismo kirchnerista con un accionar que evite a la cosa pública, los resultados seguirán favoreciendo a los moradores de Olivos. De ahí el interrogante de quien es el que se beneficia con ese formato de confrontación al kirchnerismo que pergeña el ex presidente Eduardo Duhalde, será difícil entonces lograr algún resultado beneficioso para la sociedad, porque inclusive ganando nada cambia, ya que la falta de toma de compromiso de los dirigentes sigue vigente.